Hoy le eché de menos. Mucho. Mientras planchaba la camisa de corte británico que luciré en la Junta Extraordinaria de Accionistas de la Tabaquera, a celebrar este viernes en la bonita ciudad de Ponferrada, e intentando abstraerme de la sarta de estupideces que, en la 2, los discapacitados de Coldplay soltaban en una de esas entrevistas dirigidas a personas jóvenes de hoy.
Hacía tiempo que no pinchaba Stupidity, quizá el mejor album en directo de la historia, y su fantástica adaptación del clásico de Solomon Burke me erizó, como antaño, el vello de la nuca y, ésto ya es más raro, se me piantó un lagrimón cuando reparé en que tenía mi edad (41 palazos) cuando se marchó a soplar la Hohner al otro lado.
Poco running para los cockneys de provincias, en aquellos convulsos 70. Ríos de lager y Benson and Hedges encadenados en las casas de apuestas de Essex. Si no saben de qué va todo ésto, para variar, esperen al documental que Julien Temple está preproduciendo, y que documentará los primeros años del orgullo de Canvey Island: Doctor Feelgood, The Oil City Story. Promete.
En fin, lo de siempre: si ya no celebran las 40 castañas, como el que subscribe, y su apergaminado careto y el amarillo de sus dedos provoca extrañas muecas y amagos de arcada en las personas que les rodean, miren esa afoto, observen lo que sostiene entre sus dedos nuestro héroe, y haganse dos favores: pillense el DVD "Going Back Home", de Dr. Feelgood y dejen de meterse basura en los pulmones si, con algo de suerte, aún no han pillado lo que mató al Cantante.
Para los de siempre, la mayoría natural bloguera que nos visita desde Lima o Callosa, fíjense lo que llevan lustros perdiéndose y que el alquitranazo nos arrebató, una gélida mañana de Abril de 1994 (su muerte fue malamente eclipsada por la del moñas grunge, pero así de perra es la vida, ya nos avisó Don Pío):
4 comentarios:
joder, grupazo Dr. Feelgood, irrepetibles. Ni siquiera las actuaciones en solitario de su mítico guitarrista, Wilko Johnson, igualan la brillantez de la banda y eso que sus conciertos son la leshe y sus disco. Recuerdo uno en directo que tengo en vinilo que blablabla....
“Ahora sería incapaz de salir a correr con una camiseta de algodón”
...evidentemente no lo ha dicho el cantante ese raro del que habla...
Tuve la suerte de ver a Lee Brilleaux en dos ocasiones. La última fue en la sala HIPPO de Pucelaherria. Estaba en primera fila, en una sala muy pequeña, viendo salir el humo de su armónica, de su boca. 3 cigarros por canción y ninguno sobraba. Observando su chulería de pub de suburbio, mientras su mirada clara establecía complicidad con su público, seriedad con su trabajo, preocupación porque estuvieramos disfrutando. El día de su muerte pocos obituarios, Kurt Kobain le quitó el protagonismo. Kobain, un aficionado muy mono, un producto de consumo a su pesar, enrollado con una petarda, que poco sabía de música y nada del orgullo de ser un obrero vestido de domingo. CLEMENTE DE PABLOS.
amén, Clemente, amén.
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