XXVII Trofeo Akiles (10K)

On the road again, dearest darlings. Con un par y, tras una dolorosísima sesión de fisio en pleno parque del Retiro el día anterior, no las tenía todas conmigo cuando, acompañado por mi buen amigo FlashRunner, me acerqué a las inmediaciones de Lago, en la CasaCampo madrileña, a recoger los guantes de polilana que regalaban a los inscritos a través de la web de Runners.

Ni guantes ni ná, nos dijo un melenas con pinta de comer vegan y disfrutar a Kenny G en la comodidad de su estudio de soltera. Al que tenía que traerlos se le olvidaron en casa. Pues estupendo. Aupa Martín Fiz.

Así que ya que estábamos, y envalentonados por unos trotecillos de calentamiento alrededor del lago, pues nos decidimos a participar. Y qué sabia, al tiempo que aventurada, decisión tomamos, sedentarios lectores, ya que la carrera es hermosa de verdad, y cómo la disfrutamos: pinos piñoneros, escarcha en el asfalto, cuestas interminables, descensos a tumba abierta, las apolíneas zagalas del club Poetas (sin coña), atletas semiretirados en estado de gracia y ciclistas (o publicistas, uno ya no sabe muy bien de qué va esta gente, con tanta marca encima) animando al personal a nuestro gallardo paso.

Eso, sí, si bien las expertas y sedosas manos de la fisio del Retiro me dejaron bastante apañado el gemelo, a partir del kilómetro 5 comenzó a molestarme de nuevo, aunque esta vez pude aguantar el tirón y finalizar la carrera en un tiempo cochinero (54 minutos y algo, peor aún que en el CSIC), no sin sufrir lo mío y lo de los viejunos que, sin atender a mis súplicas, me rebasaban a ritmos no aptos para la tercera edad. Abuelos, qué hacen para correr así?

Al acabar, hube de estirar durante 2 horas y cuarto para devolver al gemelo contracturado una mìnima capacidad de locomoción, y con todo tuve que hacer dedo hasta Batán, donde había dejado estacionado el Gordini.

Por último, lo que les interesa a Vds., es decir, el contenido de la bolsa del corredor: otro número atrasado de Runners, una botellita de agua mineral, una naranja de Valencia, publicidad varia y una horrenda camiseta de algodón que, si éste fuera un mundo feliz, provocaría que a su diseñador le hicieran un paseo de esos de la madrugá circa 1936 o que, al menos, le obligaran a reproducir a mano alzada el catálogo entero de portadas de Subterfuge o Siesta. Qué horror, no se la reproduzco aquí para ahorrarles el mal rato. Visiten otros blos amigos, que algún gañán la habrá colgado.

En chicas ganó Recuerdo, la viejuna runner amateur que da sopas con ondas a muchas profesionales y se llevó pa su quelo un cuco lingote de plata (qué se hará con un regalo así?? iluminenme, eminencias) y se anunció la retirada de las carreras populares de un menda de 80 y pico años, que entró a buen paso vitoreado por la concurrencia y que debe tener el trastero de casa hasta el techo de camisetas conmemorativas.

Y, amigas, lo pasamos de coña, como casi todos los domingos. Porque, en qué otro evento pueden ver a todo un director general de una revista de tirada nacional meando en un árbol a la vista de todo el mundo??

El podio de veteranos, en la afoto adjunta.