Su último filme fue un pedazo de fiasco comercial, pero demostró que el Rey no le tenía nada que envidiar a unos, pongamos por caso, Alain Delon o José Luis López Vázquez.
Charro! nos devuelve (en sentido figurado, melones) a un Elvis reconciliado con Memphis, los estudios (de grabación) y el escenario, del que no se bajaría hasta Agosto del 77.
3 comentarios:
Siguiendo su guión de chico modelo, Elvis cumplió con el servicio militar. Y fue en Alemania, en pleno servicio, donde se hizo un adicto a las anfetas: no queremos ni pensar qué habría pasado de haberse ido a Melilla. Pero lo realmente importante es que Elvis nunca defraudara con sus canciones, que siguiera representando esa América modélica en que hasta las cárceles eran sitios divertidos donde bailar (“Jailhouse Rock”). Con los años, Elvis haría baladas aún más tontas (“Are You Lonesome Tonight?”, “Can’t Help Falling In Love”) y peores películas, donde descubría a sus compatriotas que no había nada mejor que irse a Hawai en verano para disfrutar de sus hermosas playas.
En los 70 llega el Elvis auténtico, el de Las Vegas. Ese Elvis que no tiene ya ningún sentido del ridículo, el que pasea su opulencia por los hoteles, el que se compra coches a mansalva, el que se manda construir un estudio de grabación que apenas utiliza, el que colecciona placas policiales.
http://www.lapaginadefinitiva.com/dbmusica/personajesmusica/18
dios, a Vd. habría que lapidarlo o regalarle un box set del Demis Roussos....
Cant Help Falling in Love es una de las más bonitas canciones del pasado siglo.. y Elvis ya se compraba coches a mansalva en los 50. Qué desagradables topicazos.
Veo que ese aberrante texto no es suyo, sino de alguna infrapersona que merece unas vacaciones pagadas en las montañas afganas, ésto le disculpa, pero no le exime: escuche 10 veces Never Been to Spain (de los 70, melón), eso sí, de rodillas.
¡coño! igualico igualico que el de CSI
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